Susana, a la edad de 29 años, madre de dos hijos, fue referida de una clínica privada con una alta fragilidad emocional y física. Tenía conocimiento de su diagnóstico de VIH, pero no lo aceptaba. Ella disfrazaba su condición ante su pareja y ante ella misma como que era cáncer, en vez de revelar que tenía VIH.
En realidad, al momento de su referimiento a la Clínica de Familia, Susana tuvo un diagnóstico de neumonía con pneumocystis carini, candidiasis oral, dolor de estómago, náuseas, anemia y desnutrición. Durante sus dos semanas interna antes de llegar a la Clínica de Familia, recibió dos transfusiones de sangre y era dependiente de oxígeno. Ante esta situación, desempleada y sin fuerzas, llegó a Clínica de Familia contando con el apoyo de dos de sus hermanas e inició su tratamiento antirretroviral en octubre de 2016 con su sistema inmunológico en el suelo.
Además de la atención médica y tratamiento brindado, el equipo de Clínica de Familia también le dio acompañamiento con visitas domiciliarias de manera diaria. La adherencia y las consultas de psicología apoyaron el acompañamiento. ¡Esto cambiaría su vida para siempre!
Hoy en día Susana, de 31 años, se ha recuperado psicológica y físicamente. Tiene un fuerte sistema inmunológico y un peso saludable. Empoderada de su condición, con más fuerzas que nunca, ya trabaja, ayuda a sus hijos y es estudiante de término de bachiller. Al mismo tiempo, nunca falta sus consultas médicas y siempre toma su tratamiento. Ella está haciendo planes para su futuro y el futuro de sus hijos, lo que no hubiera sido posible sin el apoyo recibido en la Clínica de Familia.
Muy buen aporte. Gracias por compartirlo.