Ramón es un Capitán que nos ayudará a navegar por diferentes mares y cuya travesía está llena de interesantes puertos. ¡Eleven anclas, vamos a navegar!
El ingreso de Ramón a Clínica de Familia La Romana, se produce el 11 de febrero del 2010 , tras recibir su diagnóstico positivo de VIH, a la edad de 35 años, y es aquí donde llegamos al primer puerto. Tras conocer su condición de salud, el Capitán comienza a navegar a la deriva, se niega a aceptar su diagnóstico, se declara en franca rebeldía con la vida y abandona el Servicio de Atención Integral.
Durante varios años sus actividades cotidianas incluían todo tipo de riesgos que atentaban contra su vida. Un día de esos, aconteció una gran tormenta que tuvo como resultado el eminente naufragio. Envuelto en un conflicto armado, Ramón es herido mortalmente y dejado abandonado en estado agónico por sus agresores.
Afortunadamente sobrevive, pero este hecho le deja dos secuelas importantes: primero la pérdida irreversible de la visión y segundo, es privado de su libertad. Ambos hechos marcaron el nuevo rumbo de este aguerrido Capitán.
Una vez anclado en este puerto, el capitán reflexiona sobre la forma en que ha manejado su vida y comienza los preparativos para su nuevo viaje. Se capacita en la elaboración química de detergentes, asume una formación y estilo de vida religiosa y espiritual, entre otras actividades que le indicaron hacia donde estaba el norte de su vida.
En el 2013 regresa a los servicios de la clínica, pero su adherencia no es muy buena y el Capitán abandona el barco una y otra vez hasta mediados del 2017. Fecha en la cual, un intrépido y dedicado equipo de navegadores va en su auxilio y lo rescatan. Esta misión fue muy arriesgada, porque el Capitán no quería anclar, utilizaba argumentos cargados de creencias religiosas y de la firme convicción de que el tratamiento médico le convertiría en una persona drogo-adicta.
Ante dicha resistencia, nuestro equipo de navegadores y psicólogas no se dieron por vencidos y llevaron al Capitán a puerto seguro y lo mantienen en tierra firme desde entonces y hasta la fecha.
En la actualidad, Ramón es una persona con una salud estable, acude a sus citas de manera puntual y se ha convertido en ejemplo a seguir para otras personas que al igual que él, han abandonado el Servicio en múltiples ocasiones. Participa activamente en grupos de apoyo, dando testimonio de su experiencia y de lo feliz y agradecido que se siente de haber recibido ayuda de manera oportuna.
Para finalizar, un dato curioso: Ramón de 43 años de edad, adquiere su rango de Capitán tras ser rescatado por los navegadores, pues es el seudónimo con el cual saluda a ese equipo desde entonces y no porque esté enlistado en las filas de la Marina.